El Consulado de Colombia en París inauguró la exposición ‘(De) construyendo identidades’
El Cónsul General, Daniel García-Peña Jaramillo, al lado de la obra 'Estructura familiar' (Julián Burgos). Foto: Consulado de Colombia en París.
El pasado jueves 13 de noviembre, en el marco del proyecto de empoderamiento de jóvenes artistas colombianos en Francia, se inauguró la exposición ‘(De) construyendo identidades’ con los trabajos del segundo grupo de artistas ganadores de la convocatoria Arte Joven 2014 del Consulado: Julián Burgos, Manuel Becerra, Antonio Zuluaga y Lorena Huertas. La selección y presentación de las obras estuvo a cargo de las investigadoras y expertas colombianas, Luz Alies Guinard y María Isabel Quintana Marín, quienes en compañía del Cónsul General Daniel García-Peña Jaramillo, instalaron oficialmente la exposición:
Palabras del Cónsul Daniel García-Peña Jaramillo, durante la apertura de la exposición ‘(De) construyendo identidades’.
"Bienvenidos a la segunda muestra de ganadores de la convocatoria ARTE JOVEN 2014. Siguiendo con la temática de El CAMBIO, la exposición (De) construyendo identidades reúne el trabajo de artistas que cuestionan las transformaciones sociales que se dan con el transcurso del tiempo. Sus obras invitan a reflexionar sobre la manera como estas transformaciones hacen complejo el asunto de la identidad desde varios puntos de vista: familiar, nacional y planetario.
Julián Burgos denuncia un cambio social destructivo, interrogándose sobre “el vacío del hombre moderno”. La familia, primera estructura social, aparece en sus cuadros sin referencia espacial alguna; los personajes se hallan, en palabras del artista, “enraizados en la nada”. Su obra se refiere a una crisis de identidad que se traduce iconográficamente en ausencia de rostros. Su obra muestra que a veces el bienestar no es más que una máscara y la imagen familiar se ve agredida. La familia se disuelve en el vacío, o quizás sobreviva en este: sea lo que sea, esta parece etérea; Estructura familiar hace pensar en vínculos disfuncionales que inhiben el desarrollo de la personalidad. Estos cuadros resumen el sufrimiento actual de grupos familiares.
Manuel Becerra se sirve de procedimientos digitales para realizar una obra interactiva titulada Espejo prehispánico. Gracias a códigos de reconocimiento facial, el rostro del espectador se transforma en máscara precolombina inspirada del mito de El Dorado y de los balseros de la laguna de Guatavita. El artista realiza esta obra como “dedicatoria a nuestros ancestros” y explica que “la idea de cambio está íntimamente ligada a la noción de tiempo y la relación que entretenemos entre pasado, presente y futuro”. Manuel Becerra quiere llevar al espectador a interrogarse sobre su identidad: “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué nos constituye?”. Conocer el pasado es fundamental en la comprensión del presente y en la proyección hacia el futuro.
Antonio Zuluaga busca con su obra provocar lo que él llama una “perturbación sensorial”. En Street travelling, un trabajo de instalación y video configurado como un tríptico, el artista crea un entorno sensorial en el que imágenes se yuxtaponen imposibilitando la reconstitución de una historia lineal. Se oyen fragmentos confusos de noticias internacionales. Sonidos se superponen. Las imágenes fluctúan entre la nitidez y el desenfoque. Aparecen exteriores urbanos e interiores inhabitados. En esta sucesión de imágenes se percibe fugazmente a alguien sin rostro visible. La iconografía se despoja de toda referencia local e identidad personal, para transformarse en paradigma del hombre contemporáneo y de las urbes mundiales, imprimiéndole al espectador una identidad planetaria. Este bombardeo sensorial recuerda la complejidad de los flujos de información que entretejen la realidad global.
Lorena Huertas reflexiona sobre la evolución de sociedades y complejos urbanos con una identidad colectiva moldeada por la historia local. Su ensamblaje El pasado no se olvida se refiere a un suceso trágico en la historia de Colombia que marcó profundamente la memoria colectiva. La silueta en mármol corresponde a una fotografía de la toma del Palacio de Justicia acaecida los días 6 y 7 de noviembre de 1985; un recuerdo doloroso que perdura en la memoria de los colombianos como una incisión en la roca. Pasando de los volátiles recuerdos a la escultura en piedra, a la manera de los bajorrelieves conmemorativos de las batallas en los antiguos imperios, la escena de una verdadera guerra se dibuja en el mármol, y en esta ‘estela conmemorativa’, las víctimas y rescatistas se inmortalizan como héroes, perennizando así un momento de la extensa epopeya del pueblo colombiano que se escribe aún.
QUINTANA MARĺN, María Isabel. “Artistas Colombianos en el Consulado General de Colombia en París”, 2014."